GRACIAS

Con 24 años, y recién acabada mi etapa universitaria, con muchas ganas de trabajar en lo que me había formado, de comenzar a vivir por mi cuenta, de ser adulta, llego a mis manos un proyecto de trabajo que, como bien supe más tarde, pero no demasiado tarde, se convertiría en algo más que trabajo.

Fue así como me convertí en Acogedora Profesionalizada. Menudo nombre. Cambiadlo por madre de Acogida, y seguro que adquiere otra relevancia distinta.

Guzmán fue mi primer “trabajo”. Cuando nos plantearon las circunstancias de su vida me asusté. Padre toxicómano, fallecido por el SIDA. Madre toxicómana enferma de SIDA. Niño de seis años, portador del virus del VIH, infectado por su madre.

Le acompañaban otros problemas. Una hipoacusia acusada, aparente trastorno de hiperactividad, familia materna que no puede hacerse cargo de tremenda circunstancia, mientras acompañan a su madre en el camino hacia la muerte.

  

Cuando le conocí me enamoré. Ojos marrones, risueños. Cara pecosa. Pelo rubio pajizo. Me sorprendió su vitalidad, su alegría contagiosa. Primera lección de vida.

Guzmán no tuvo una vida fácil hasta que llegó a mí, pero no dejo de tenerla dificil, cuando dejó de estar conmigo.

Algo más de un año fue el tiempo en que él se acostumbró a llamarme mamá, mientras yo le hacía ver que su mamá era otra Mayte.

¿Curioso verdad? Dos mamás, dos Maytes, y pocas esperanzas de que cualquiera de las dos permaneciéramos durante largo rato en su infancia.

Mayte murió, y Guzmán se quedó a mi lado solo un poco más de tiempo. Eran otros quienes debían decidir, otros quienes debían hacerse cargo de él.

Nos costó separarnos pero así tuvo que ser. Nuestro encuentro fue casual y temporal. A partir de mí, tuvo que crecer sin el abrazo delicado de unos brazos familiares, pero eso es otra historia.

Aprendí con él que no hay que tener miedo, sólo precaución, y que el amor, y la entrega, son la mejor barrera para los virus delirantes.

No suelo hablar de mí, pero gracias a esta historia acabo de ganar el Premio del Público del Tercer Concurso de Relatos Breves sobre la Prevención del Sida, puesto en marcha por Madrid Salud y CESA (Centro de Estudios Sociales Aplicados) y he quedado entre los seis finalistas del premio del Jurado.

Gracias a esta historia y a 360 clics sobre un corazón, que me han hecho feliz, por saber que cuento con tanto apoyo y que hay personas a las que les gusta lo que escribo.

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Hoy es el Día Mundial del Sida. Estos son los dos relatos y esta es la historia de Guzmán.

MIEDO – TERCER CLASIFICADO CON 287 VOTOS

«Cuando Guzmán llegó a casa todo era una incertidumbre. Éramos niños cuidando de un niño. Rubio, pecoso, alegre, educado, con problemas de lenguaje debido a su hipoacusia y portador del virus de VIH. La primera vez que tuve miedo fue cuando se le cayó su primer diente. Un pequeño hilo de sangre. Manos desenguantadas recogiendo el tesoro para Pérez. Y de repente el miedo. Y te paralizas. Repasas mentalmente todos tus movimientos… 20 años después, Guzmán es adulto. Nunca le agradeceré tanto, ser.»

MUY POR ENCIMA, AMOR – GANADOR CON 360 VOTOS DEL PREMIO DEL PUBLICO MEDIANTE VOTACION EN LA RED

“Seis años lo separaban de su inicio por la vida. Portaba el legado regalado de una madre desahuciada por el SIDA. Retrovirales y guantes como pack de supervivencia, y el cariño encontrado de adultos estrenados como padres sustitutos. Medidas de protección contra el virus y medidas de vida contra la fatalidad. Cambio en los hábitos comunes, mezclados con besos y abrazos necesarios. Juegos de batallas y juegos de niños. Muestras de sangre y muestras de amor. La sangre y la piel. Prevenir y querer.»

Gracias.

20 comentarios sobre “GRACIAS

  1. Mayte, hoy no tengo palabras.
    Un relato muy emotivo escrito con el corazón.
    Lo habré leído cuatro o cinco veces y en todas ellas he acabado con la emoción a flor de piel.
    Si te admiraba como escritora, aún te admiro más como persona.
    Y respondiendo al título GRACIAS A TI por compartir y ser como eres.
    Un besazo.

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  2. Al igual que otros comentarios anteriores que acabo de leer, yo también me quedo sin palabras, sin saber qué decir.

    Conmovedora historia, llena de amor y generosidad.

    Triste, muy triste, la realidad de Guzman, y la de muchos Guzmanes anónimos que ni sabemos; y que gente como tú intentan hacer un poco más llevadera dándoles amor y cariño sin pedir nada a cambio.

    Creo que las GRACIAS te las debemos dar a ti, no tú a nosotros… pero eso solo es mi humilde opinión, la de «un granito de arena» de esta sociedad.

    Enhorabuena, ya no por el premio sino por ser como eres, una gran persona.

    Mis respetos…

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    1. Creo que todos los que pasáis por aquí tenéis ese puntito de humanidad necesaria. Lo que yo hice en su día lo hacen muchas personas que se llevan a sus casas niños en dificultades que conviven con sus propias familias, formando parte de ellas. Programas de este tipo tan necesarios, sin muchas veces desconocidos. Ybesnuna experiencia de vida bien importante. Al menos para mi lo fue. Muchas gracias por tus palabras Fer. Besazo!!

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  3. Como siempre. ..me rompes los esquemas. ..tierno..emotivo…desgarrador….no encuentro palabras…mejor no decir nada….leerlo de nuevo varias veces para asimilarlo y entederlo. Y sentir que mi voto. ..pequeña aportación. ..ha sido por algo que has vivido y sabido transmitir.

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  4. Me ha encantado tu historia es conmovedora ,tengo una amiga que esta ahora mismo haciendo lo mismo con otro pequeño ,sois admirables ..y me encanta todo lo que escribes ,un muy cariñoso saludo Mayte…

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