DISFRAZ

Se tocaron por la espalda.

El antifaz les permitió cosas que de otro modo no hubieran ocurrido.

La noche había sido larga. Y divertida.

https://youtu.be/8iwBM_YB1sE

Cuando ella apareció, su expectativa cambió. Llevaba un traje de época. Lo portaba con una elegancia natural que le hizo sospechar que bajo aquella apariencia ficticia se movía una persona cautivadora a la que merecería la pena quitarle su disfraz.

Llevaban unas horas bailando. Y alguna copa de mas. Y eso también fue decisivo en la aproximación.

Se acercó a ella y aspiro su aroma. Mezcla entre perfume delicado y sudor. Algo se removió en su interior. Algo parecido a la apetencia, a la gula, al deseo.

Su único objetivo a partir de ese momento fue acabar la noche juntos. Muy juntos.

Y parecía que ella compartía su apetencia, su gula, su deseo.

Comenzó a bailar muy pegada a él. Incitando, provocando…

Era una noche de apariencias y medias verdades y ambos tenían en su cabeza convertirla en mágica. Se hicieron irresistibles el uno para el otro. Imprescindibles. Impredecibles.

La noche iba avanzando de local en local. Ambos grupos se hicieron uno. Compartieron risas cómplices y caricias robadas. Colocaban sus manos en el cuerpo del otro como por casualidad. Con estudiada sensualidad ella le hablaba al oído. Deseando que no pasara el tiempo y que no se detuviera, él la dirigía en su baile de seducción.

Amanecía en la calle. Las últimas farolas iban apagándose. Saltaban las baldosas de la mano. Y se buscaban la boca en los portales.

La intensidad de sus cuerpos se acompasaban. Las yemas de sus dedos ardían buscandose. Todo les hacía reír. Se fundieron en uno sólo. Los disfraces cayeron y por fin fueron ellos. 

Tímidos, pero lanzados y entregados.

Apasionados.

Y enredados se fundieron en su propio carnaval.