DUDAS RESUELTAS

Todo empezó sin apenas darse cuenta. Unos cuantos comentarios en sus respectivos blogs, seguidos de muchas risas y al final un correo electrónico, que significaba un paso más allá.

El dio ese primer paso y de repente se había convertido en una carrera sin tregua. Al principio unos correos. Luego el intercambio de teléfonos seguido de horas de mensajes. Y en un abrir y cerrar de ojos se habían convertido en inseparables a pesar de la distancia. Cada pequeño acontecimiento de su vida diaria, cada anécdota, cada risa, eran compartidos de inmediato por el que estaba al otro lado de la pantalla del móvil. De ahí a las fotos, sólo hubo un paso más, y de eso a los sentimientos mezclados entre la amistad y el afecto con el amor incipiente, ya no hubo freno.

Decidieron que debían conocerse. Planes, nervios, cambios de última hora…

Y allí estaban, uno frente a otro. Habían pensado verse en un lugar emblemático de la ciudad y escogieron un monumento que representaba dos cisnes entrelazados en un abrazo infinito. La consigna era, si no nos gustamos, al menos debemos mantener esta amistad. Nos abrazaremos y dejaremos que la vida nos sorprenda.

El, esperando, apoyado en el granito que sostenía el monumento, ella caminando con paso firme a su encuentro. Apenas cincuenta metros les separaban cuando el se incorporó y ella se detuvo. Unos segundos inmóviles, mirándose fijamente, cada uno ensimismado en sus pensamientos acerca del otro. Un violinista sonó a lo lejos cuando ella empezó a caminar más deprisa y el salió a su encuentro. No fueron necesarias las palabras cuando se tuvieron delante. Le cogió la cara con las dos manos, la besó en los labios. Le rodeó con sus brazos, y le devolvió el beso. Por un momento el mundo frenó en seco. Nada se escuchaba salvo sus latidos que resonaban como mil tambores tocando a la vez.

-Hola

-Te estaba esperando

Y supo que llevaba toda la vida esperándola, y ella supo que había encontrado su paraíso en aquellos brazos.

Apenas podían articular una palabra, se miraban, con ternura, con deseo, con pasión. Todas las charlas de horas se materializaban ahora.

Sólo fue necesario que él le cogiese la mano y caminaron despacio, mirándose tímidamente. El resto pasó muy deprisa. Un taxi a su casa, la de él, y cuando entraron y la puerta se cerró, nada frenó la pasión de todo ese tiempo. Y de la misma manera que habían encajado sus palabras a través del mundo virtual, encajaron sus cuerpos en el mundo real. Besos, caricias, labios, lenguas, manos, cuerpos…

Se miraron largamente,

desnudándose despacio,

con las manos y los labios,

construyeron el camino,

recorrieron sus dos cuerpos,

sin saber lo que el destino,

les tenía preparado.

A la mañana siguiente

apenas amanecido,

ella desapareció deprisa,

cogiendo antes su vestido,

Dejó una nota en la almohada:

«Un placer haberte conocido»

Jamás volvieron a verse…

#A4manos

#antipáticoseptiembre

de mi cuarentañera favorita.

Gracias a Ana

y a su magnifico Blog

Reflexiones al borde de los cuarenta