Desde niña, sentía que algo en ella era diferente
Contaba con una gran ventaja. Era guapa, y lo sabía. No habían dejado de decírselo desde que nació.
Eso le hizo conseguir amistades sin esfuerzo. Y lo que parecía que no funcionaba se quedaba solapado en una vida aparentemente feliz.
Con quince años recibió su primer beso, y le gustó. Pero sentía que quería mas, que necesitaba mas, algo distinto.
Tuvo un par de novios en la Universidad, y alguna que otra relación esporádica. Noche, amigas, copas, falta de objetivos claros y sobre todo, cero ataduras.
En época de exámenes, era común quedarse noches en blanco preparando materias infinitas. Recuperar todo lo que no había hecho en meses anteriores. Y esos eran de los mejores momentos que había vivido hasta entonces.
Su compañera de piso era de una belleza inexplicable. Melena dorada de rizos que le caían en cascada por la espalda. Piel blanca, transparente. Sonrisa abierta y franca. Estudiosa, tranquila, responsable. Pero no aburrida.
Los momentos que pasaban juntas se sentía especial. La había encontrado en un papelito en un tablón. Buscaba compañera y aquella le había parecido tan bien como cualquiera. Cuando comenzaron a vivir juntas, supo que su elección había sido la adecuada.
Los cuatro años que pasaron juntas, consolidaron una amistad especial, duradera, fiel.
Ambas se licenciaron y siguieron su camino sin perderse de vista. Cada acontecimiento especial en su vida lo compartían sin pensar. Como algo natural.
El día de su boda, al escuchar deslizar el «si quiero» de sus labios sintió una punzada de dolor en el estómago. Sintió que la perdía. Que las oportunidades robadas al tiempo se desvanecían.
Nunca se había atrevido a contar sus sentimientos. Porque sabía que ella la quería, pero no de ese modo.
Su relación y su ausencia le sirvió para aclarar su sentimiento y su ambición.
La perdió, pero ganó la seguridad de que su vida debía de cambiar. Dejar de avergonzarse de sentir y comenzar a sentir.
Por su vida, desfilaron muchos besos y encontró el sosiego cuando menos lo esperaba. Ella esperaba al final de su camino, o al principio de sus sueños. Ella le ayudó a quitarse miedos y a destapar la realidad del sentimiento.Y descubrió que en el amor importa amar, no a quien amar.
Me encanta volver a leerte!!!!! Y que bonito además. Encontrar el amor sin importar dónde o con quién, siempre nos llena.
Un besazo y mucho ánimo preciosa!!!!!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Bienvenida de nuevo por aquí Ana. Aunque es dar la bienvenida a quien nunca se fue.
me encanta verte de nuevo.Eespero que el verano haya ido bien y que este año que empieza hoy nos depare lo mejor de lo mejor.
Me gustaMe gusta
Totalmente, querida amiga, lo bueno de esta linda historia es que aunque la perdió, encontró algo más importante, se encontró a sí misma para siempre. Un aplauso para tu obra y otro para tu bello corazón. Y QUE VIVA LA LIBERTAD PARA AMAR… Ya esta
está bien de prohibiciones, vergüenzas y tabúes.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Qué importante encontrarse a si mismo y aceptarnos como somos. Que bonita la libertad para amara y para querernos un poquito mas. Gracias por tu visita. Beso!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Qué bonito que haya personas tan especiales que pasen por nuestra vida, aunque no se queden, y que nos descubran nuestro futuro. Que nos hagan avanzar y mirar de frente a nuestros sentimientos.
Un beso Mayte
Me gustaLe gusta a 1 persona
La vida es eso. Conocer, amar, descartar, descubrir. Tantos verbos como imaginemos para avanzar. Feliz septiembre guapísima!
Me gustaMe gusta
A medida que iba leyendo el relato no conseguía decidir qué iba a poner como comentario (soy malo expresándome, nada nuevo)… y me salvaste con el final… ese final que lo resume todo a la perfección y con el que me quedo.
«en el amor importa amar, no a quien amar»
Me gustaLe gusta a 1 persona
Fer!?qué sorpresa!!. Me alegra verte. O leerte…, y para nada tienes problemas de expresión. Te lo digo yo. Feliz semana!!
Me gustaMe gusta