Teníamos planes y ganas de tener planes.
Buscábamos concienzudamente el mejor momento, el mejor viaje, el mejor lugar.
Nos arremolinábamos en torno a edificios, esculturas, museos, parques, montañas.
Nos vestíamos para la ocasión.
Nos despertábamos cada día en una habitación de hotel y renegábamos del desayuno buffet si no tenía fruta cortada, o de los niños gritones, o de la incomodidad de una almohada.
Regañábamos por cualquier cosa.
Nos levantábamos tarde y nos acostabamos tarde.
Comíamos, bebíamos, disfrutábamos de la vida. De las vacaciones, del fin de semana.
Gastábamos sin control, abanderados del «un día es un día».
Calidad de vida, decíamos.
Poníamos el foco en lo intrascendente. En estar, más que en ser.
Nos parábamos poco a mirarnos a los ojos, a conversar.
Hacíamos fotos sin mirar el paisaje, más ocupados en compartir, que en disfrutar.
Nuestro tercer brazo, el móvil, siempre presente. Capaz de ahogar cualquier silencio.
No nos llamábamos, bastaba con un mensaje rápido. Con muchos mensajes rápidos.
Grabábamos los conciertos en vez de bailarlos.
Nos regalábamos cosas que suplían al tiempo, sin tiempo para disfrutarlas.
El tiempo.
El no tengo tiempo.
Para quedar, para llamar, para tomarnos un café, para hablar sin prisas, para el cine en silencio, para cogernos de la mano.
Deambulábamos las ciudades como si fueran nuestras. Sin mirar arriba o abajo. O a nuestro lado.
Nos permitíamos ser mejores que muchos, sin conocer sus miedos. Y juzgar. Y sentenciar.
Nos enfadábamos y nos pedíamos perdón, como parte de la misma rutina desprovista de valor.
No éramos del todo malos.
No nos hemos convertido en mejores.
Volverán esas rutinas necesarias y olvidaremos que, durante semanas infinitas, fuimos uno, respirando al unísono.
Teníamos tantas cosas sin saberlo que no las celebrábamos. Sólo espero que sí algún día vuelven, las disfrutemos. 😘😘
Me gustaMe gusta
Teníamos y tenemos. Pero en cuarentena. Ojalá le demos la importancia debida a lo que tengamos.
Un besazo Ana!
Me gustaMe gusta