¿Qué será cuando pase todo esto? ¿Qué nos traerá el tiempo? ¿Quién nos entenderá? ¿Cómo haremos para olvidar? ¿Porqué seguimos creyendo que el tiempo cura? ¿Para qué sirve hacerse preguntas?
Fuera la lluvia golpea los cristales.
Escucho. Y callo.
¿Qué será cuando pase todo esto? ¿Qué nos traerá el tiempo? ¿Quién nos entenderá? ¿Cómo haremos para olvidar? ¿Porqué seguimos creyendo que el tiempo cura? ¿Para qué sirve hacerse preguntas?
Fuera la lluvia golpea los cristales.
Escucho. Y callo.
Si fue contigo, fue quererse sin medida, cumplir promesas, revisarnos cada día.
Fue mantenerse alerta, conocer, caminar de la mano y llegar juntos.
Fue alegría, sentimiento, arrobo y necesidad.
Fue juntar nuestros pies fríos y darnos calor.
Cantar, reir, disfrutar.
Perdonar.
Hablar.
Saber.
Si es sin ti, es extrañar.
Caminar sola y buscarte en cada sombra.
Esperar tu voz, tu olor, tu caricia y tus canciones.
Es asimilar y adaptarse. Vivir largas horas sin tu risa.
No besar, no abrazar, no acariciar con los ojos. No olvidar.
Fue primavera continua y ahora es invierno perenne...
… y sin ti
Espío tus días expiando mis culpas.
Sigo tus colores, tus frases, tus canciones adivinando el deseo en tus palabras.
No me atrevo a decírtelo y me callo.
Acampada en los recuerdos ruego por encontrarte mañana.
Te devuelvo la vida, te regalo tu tiempo, te perdono la deuda, me devora la pena de no saberte más.
Soy nadie y busco la luz.
Apago la llama y duermo, soñando mañanas nuevas sin calor.
Ordeno ideas y me deseo buena suerte.
Me merezco buena suerte.
Dejaste que me convirtiera en costumbre.
Me echaste de tu lado con la monotonía que da el tiempo.
Dejaste de verme, de desear estar, de querer mi compañía.
Me convertí en estorbo. En invasión. En rémora.
Trataste de seguir inventando planes y objetivos. Jugaste a decidir por mí, y me atrapó tu tela.
Me deje llevar, me deje guiar, me deje ir. Me dejé.
Y me perdí.
Qué difícil decir ya no te quiero.
Qué sencillo el reproche y la duda, qué extraño no alcanzar lo deseado.
Qué sutil y fina línea entre el ayer y el mañana. Qué pereza el presente.
El permanente error de echar de menos, sin disculpa, sin una pausa que te permita pensar y responder al sentimiento.
Enamorarse de alguien y ofrecérselo todo. Renunciar a todo. Caer en el error de creer.
No es menor el fracaso que la culpa. Ni el rencor.
Estar a tu lado y evitar mirarte, evitar hablarte, evitar tocarte.
Hacerle un hueco al olvido.
Y olvidarme.
Hueles a te quiero y a quiero.
A tostada francesa para desayunar.
A sexo sesgado y arriesgado.
Hueles a invierno y a lluvia.
A paseos improvisados y a juegos de mesa.
Hueles a pelis, a música lenta, a comidas sencillas.
A manta.
A caricias bajo la manta.
A besos robados al tiempo.
Hueles a ducha fresca y a pelo limpio.
A perfume compartido.
A sonrisa.
Hueles a mañanas de domingo, a urgencias sin prisa.
Hueles a besos que rascan y a piel.
Huelo tu nombre y huelo tu casa.
Hueles a mi.
Qué suerte tener el mar a mano, pasear sus orillas y hundir los pies en la arena mojada. Qué bien poder seguir las huellas de mis propios pasos de ida, y de vuelta a empezar. Qué pena sentarnos a esperar que la vida siga sin darnos el trabajo por hacer. Qué sensación de agonía esperar la respuesta a los mensajes del silencio. Qué manera de permanecer queriendo salirme con la mía, soltando lastre, y aprendiendo a navegar contracorriente.
Me despierto despistada.
Pierdo las referencias, y ando dando tumbos mientras voy uniendo puntos suspensivos.
Dibujo figuras que distorsionan la risa.
Me encojo en mí misma sin darme tregua, intentando desaprender de nuevo.
Me parecen mentira los mensajes, mientras echo de menos el aliento de tus versos.
Me rebelo contra todo y contra mi, y no permito que me hieras mas.
Ya no quiero lo de antes y ando inventando un futuro sin huellas reconocidas.
Le pongo voz y aparece hasta en mis sueños.
Y sueño, con el momento imperfecto.
Añoro el rojo encendido de tus labios.
Adoro comer fresas y frambuesas de tus manos. Acostumbrar mi boca al fruto rojo y dejar que se funda. Fresca, jugosa, tan apetecible como tú.
Ver crecer los brotes de las rosas rojas en el jardín. Y el rojo de mi sangre en sus espinas. Ese dolor necesario para florecer.
El naranja de los atardeceres. La calidez de tus abrazos. El crepitar del fuego. Tu figura y la mía enredadas en las sombras proyectadas en el techo. La luz de tus ojos ámbar, reflejados en los míos. El romanticismo de color de otoño.
Nostalgia del verano en amarillo. Polos de limón, margaritas de síes y noes. Mentiras aceleradas, tendencias lentas. Conceptos llamativos, secundarios, asombrosos o escandalosos. Días llenos de peligros que amenazan. El calor del sol sobre nuestros cuerpos desnudos. Mi capacidad de verte, contemplarte y comprender.
Mares helados. Playas repletas de gentes. Ilusiones que flotan. La belleza del agua. El reflejo del cielo. El azul de tu planeta. La lluvia azul que nos despierta. La tranquilidad animal, la paz en tu sonrisa, la confianza en tus abrazos. La inocencia azul. El poder azul.
Intuir con mis ojos verdes y hacer balance. Pisar la hierba fresca. Deslizarme hasta el inicio de tus pupilas, buscando un rastro de magia. Tropezar y caerme y rodar. Dejarme caer y levantarme con tu ayuda. Pelear por volver a ser. Pegarme a tus abismos y buscar contigo la paciencia, el amor, la amistad. Esmeralda cegadora imposible de tallar.
Colorearnos en índigos. En la riqueza del juego. En el vuelo de la alegría. Entre tu intuición y mi imaginación que nos hace ver mas allá de nuestros pies, percibir los mundos libres y auténticos. Superar los miedos juntos, salir de la obscuridad, abrir las ventanas al mundo y mirar lejos. Teñir el aire de colores de universo. Cariñosos milagros en los balcones desnudos y olvidados.
Y entre el rojo y el azul, la belleza oculta de los sentimientos. Mezcla de mi masculino y tu femenino, nuestros contrarios soñadores que persiguen lo perfecto. Tu efecto calmante y mi ira encendida. Mi control contenido y tu lujuria que excita los sentidos. La tinta del nomeolvides que echaremos de menos.
Hay veces, en las que no sé qué hago aquí.
El horizonte se me antoja lejano, e inalcanzable.
Esa línea que separa cielo y tierra y recorre el mundo infinito, esa línea, traza muestras dos vidas.
Cuando no estás, sueño en tus brazos.
Cuando acompañas mis pasos, me sobra acompasar mi corazón al tuyo.
Qué difícil, concluir una razón lógica por la que seguir aquí.
Siento que se me aparecen viejos temores.
Abro los ojos y soy pequeña. Mínima. Desaparezco como el humo. Me desvanezco.
Si era esto, no lo quiero.
Si voy a seguir a tu sombra, me revelo.
Seguir sola mi camino es mejor opción que echarte en cara mis desvelos.
Me quedo aquí, callada, vacía e inerte, empachada de culpa.
Te vas y no miras atrás.
Y me pides clemencia y es tarde.
Ya es tarde…
Te aseguro que habrá llamadas. Y tentaciones irresistibles.
Qué estaremos en contacto permanente y trazaremos una línea discontinua entre nosotros.
Es falso que no exista la cordura en esta historia.
Vamos a imaginar que es verdad.
A contar de dos en dos, manteniendo los silencios.
Barajemos hipotéticas razones.
Conversaciones robadas a la noche.
Certezas sin duda.
Mira bien lejos, porqué allí nos encontraremos pronto.
Aunque madruguemos los lunes, aunque andemos faltos de sueño hasta el próximo viernes, aunque nos coja el frío de la mañana al coger un coche o un tren, no me falta la sonrisa.
Doy por buena la esperanza, la añoranza, el peso de la horas en los días.
El vernos de vez en cuando y
hacer de los encuentros infinitas historias de presente.
Merece tanto la pena la espera, acompañarte en el viaje, llevar mi equipaje con la ligereza que me da la expectativa.
Acostumbrarme a ti.
No saber explicar lo que me pasa. No necesitar explicación. Sentirme plena y agotada.
Caminar, caminar y caminar.
Cogernos de la mano. Acariciarnos el torso con el frío.
Colgar mis sueños de tu espalda.
Tomar consciencia y no olvidarme de quién soy.
Aunque madruguemos los lunes y todo empiece de cero, en pequeños viajes de aventuras inmediatas.
En pequeñas aventuras de eternos viajes.
No tengo nada que decir. No puedo decir nada.
Siento seca mi garganta.
Ahogo mi pena en lagrimas, que resbalan por mi cara y hacen charco en el hueco de mi cuello. Donde te gusta besarme.
Hay un torrente de sentimientos que me desbordan.
Cojo las llaves y me voy a la calle.
Acabo en aquel banco donde te ví por ultima vez.
Donde discutimos por última vez.
Te quiero entender.
Te quiero a tientas.
Te quiero a pesar.
Te quiero pensar.
Te quiero, corazón.
Te quiero con razón.
Te quiero con paciencia.
Te quiero mirar.
Te quiero rimar.
Te quiero besar.
Te quiero y quiero tiempo.
Te quiero desde fuera.
Te quiero muy dentro.
Te quiero 💕
Cuando escuchas las últimas noticias y apagas la tele y te vas a la cama y te arropas con las sábanas frescas. Y te abrazas.
Cuando el ruido desaparece y el silencio te envuelve.
En la obscuridad de tu habitación. Donde habitan las sombras.
Ahí, justo ahí, aparecen los sueños y silueteo tu recuerdo.
No es suficiente.
Llevo atrapada en la misma página demasiado tiempo.
Estoy gastando mi tiempo en mi contra.
Que no me engañe el deseo de tener, de no seguir perdiendo. De no rendirme.
Es tiempo de jugar a ganar.
Pero pensarlo, ya no es suficiente.
Hay noches en los que te vas a la cama confundida o disgustada.
Y das vueltas y más vueltas a la almohada.
Y te duermes. Y te despiertas temprano. Muy temprano.
Hay noches en los que deseas que llegue el amanecer para ver todo más claro. Y parece que no llega.
Hay noches en las que esperas que la luz del sol te ayude a estar tranquila y a olvidarme.
Porque no tiene sentido.
Dejaré mi puerta abierta.
Entra sin llamar, y abrázame.
Los domingos por la tarde se queda dormido en mi regazo mientras le acaricio el pelo. Dice que le gusta y me insiste en que lo haga. No siempre me lo pide con palabras, pero me se de memoria las señales.
Amanece y se despierta y se vuelve y me abraza. Como si hubiera estado ahí toda la noche. Yo ya estoy despierta hace rato pero me hago la dormida, y me acurruco en sus huecos y busco el calor de sus besos.
No se peina. Y cuando tiene calor se moja el pelo que se le pega a la cara. Y su aspecto de niño me sugiere una sonrisa.
A veces pasan días y no se afeita. Y no me corto en explicárselo. Y él me da largas y no me hace caso. Y acaba haciéndolo, pero sólo cuando él lo decide.
Me hace fotos sin parar y no me gusta. Y le pido que las borre y no lo hace. Y se ríe. Y me gusta cuando ríe.
Tiene un carácter imposible.
Y lo sabe.
Y me ha prometido una tregua.
Y le creo.
No quiero acostumbrarme a no tenerte.
No quiero despertarme entre tus sabanas y desear tus caricias que no llegan. Que me niegas.
No me apetece quererte. No me resulta atractivo que te vayas sin besarme. Ni elegante.
No me gusta que me ignores. Arrastrarme, exigirte, necesitar tus abrazos.
No quiero más caras largas. Ni más lágrimas. Ni complicarme la vida sin destino.
Me resulta inquietante tu despiste. No enterarte que te quiero. No quererme.
Comenzar otra semana sin alegrarme la vida, sin llamadas, sin visitas. Sin mantener las alertas.
No saber nada de ti. Y no saberlo.
Cuidarme, reconocerme, escucharme y entenderme. Mirarme a los ojos y leer lo que te oculto. Confesarme que te gusto, que me añoras, que te apasiona el calor de mi cuerpo junto al tuyo.
Que se me acaban las ganas. Y las fuerzas.
No entiendo bien tu justicia y el reproche.
Y estoy intentándo todo.
Conozco la recta final.
Un último esfuerzo para llegar a saber que no quiero que te vayas, y no quiero que sigas aquí.
Y no quiero más mensajes. No me escribas más mensajes.
"Porque las palabras deben escribirse cuando se sienten"
Escritora y Digital Marketing Manager
Relatos eróticos para mujeres y hombres.
Hola soy Anibal Andres Chaila. Me pueden encontrar en las siguientes aplicacciones y e-mail: GOOGLE,YAHOO,TWITTER,FACEBOOK aachflrtucuar@gmail.com aachflrtucuar@yahoo.com.ar Nos vemos. 😃👍
Narrativa de una joven estudiante.
Creacción de un libro online,basado en un HECHO REAL. No te quedes solo en una entrada, leelas todas para ir conociendo a Samanta.
Crónicas de la vida retro
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Solo busco la felicidad, pero siempre me la arrebatan
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“Quizás viajar no sea suficiente para prevenir la intolerancia, pero si logra demostrarnos que todas las personas lloran, ríen, comen, se preocupan y mueren, puede entonces introducir la idea de que si tratamos de entendernos los unos a los otros, quizás hasta nos hagamos amigos” – Maya Angelou
Blog de microrrelatos y otros sueños
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